Alimentación del niño preescolar

La etapa preescolar comprende de los 3 a los 6 años, el niño puede comer todo tipo de alimentos ya que su aparato digestivo está completamente desarrollado y es capaz de absorber todos los nutrientes.

El niño es capaz de comer por si mismo, la coordinación motora le permite utilizar sin problemas los utensilios precisos y tienen desarrollado el sentido del gusto, de forma que son capaces de decir qué alimentos les gustan más o menos.

Es una época en la que suelen experimentar el rechazo a ciertas comidas. Ya tienen su propio criterio y lo normal es que no quieran comer aquello que no conocen, lo que no se debe confundir con falta de apetito.


El niño imita: si comemos nosotras verduras ellos las comerán


Debido a estos factores es importante que los padres aborden la hora de la comida sin presiones, respetando sus gustos en la medida de lo posible. Si desde que cumple un año se han ido introduciendo en su dieta todo tipo de alimentos lo normal es que el niño no tenga problemas a la hora de comer, ya que conoce la mayor parte de sabores.

En sus gustos y preferencias tiene mucho que ver el tipo de alimentos que se consumen en casa, si queremos que tome frutas y verduras estas tienen que estar presentes en la dieta familiar de forma habitual. Pretender que coma espinacas si es un plato que no se consume en el hogar va a ser complicado. La dieta rica y equilibrada debe de serlo para todos en casa.


El niño siempre comerá lo que necesita, salvo cuando está enfermo


Otro aspecto a tener en cuenta es el descenso en el crecimiento, a partir de los tres años los niños no crecen tan deprisa como cuando son bebés. El crecimiento es más lento pero constante, suelen ganar una media de dos kilos al año y crecer entre 5 y 6 centímetros. Esto implica que necesitan menos comida de la que creen los padres. Una regla muy simple a contemplar: el niño comerá lo que necesite. Cualquier intentó por forzarlo o retenerlo en la mesa solo traerá consigo rechazo hacia la comida.

Pero aunque su crecimiento sea menor, lo que sí aumenta es el gasto energético. A partir de los 3 años de vida los niños corren, juegan y realizan actividades intelectuales en los centros escolares que requieren una alimentación acorde para poder llevar la jornada. Habrá por tanto que aumentar el consumo de calorías.

Especial atención merece el desayuno, es el primer alimento del día, el que le dará energía para empezar la jornada. No debe faltar la leche y los cereales o galletas, también se puede optar por fruta, yogurt o zumos. El almuerzo a media mañana debe ser suficiente pero no excesivo para que lleguen con apetito a la hora de la comida, lo mismo con la merienda. Las cenas deben ser más ligeras que la comida, una digestión pesada no ayuda a conciliar el sueño. Si el niño cena pronto se le puede dar un vaso de leche antes de acostarlo.